Ella pedía siempre el mismo deseo cuando veía pasar un tren: conquistar el amor de él.
Él se subía a cualquier tren que pasara sin detenerse por ella.
Ella pensaba cada noche donde andaría él y anhelaba tenerlo a su lado.
Él cada noche buscaba pasarla en cualquier lado, aunque sea mal acompañado.
Ella se despertaba feliz imaginando cuando lo volvería a ver, soñando como sería el encuentro.
Ella pensaba en qué cosas haría para verlo reír, para hacerle feliz.
Él se despertaba pensando en salidas por la noche, en cuerpos sin nombres, en divertirse y pasarla bien.
Ella se cansó de buscarlo sin respuesta, de esperarlo sin señales.
Él comenzó a sentir un vacío extraño, ella empezaba a hacerle falta.
Ella entendió que para él era solo una pesada y logró olvidarlo.
Él se dio cuenta que para ella era importante y comenzó a echarla de menos.
Entonces él decidió buscarla. Ella ya no lo esperaba.
Ella sanó su corazón... el empezó a usar el suyo.
Pero ya era demasiado tarde.
Ella ya no lo amaba.
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