lunes, 25 de abril de 2016

La primera vez...

Era maravilloso estar viviendo aquella aventura. Por alguna razón que sobrepasaba los límites de mi pensamiento, algo que jamás pasó por mi cabeza, estaba sucediendo frente a mis ojos. De forma casi mágica, pude estar en el cuerpo de otro y hacer lo que ese otro hacía. Su pensamiento era mío y el mío era suyo. No podía ni quería abandonar aquella aventura, ni aquel cuerpo. Me entregué a los hechos y a las consecuencias que pudieran venir. Sentía mucha curiosidad, quería seguir y seguir hasta el final. No pensaba en nada más solo me dejaba llevar por lo que estaba viviendo. Jamás había sentido algo así, era mi primera experiencia. Desde luego se convirtió en una experiencia única e inolvidable.
Me asombraba realmente como podía seguir siendo parte de aquel cuerpo sin que éste se viera afectado por mi presencia. Todo transcurría como un misterio para mí, para él era como si siempre lo hubiera imaginado. Eso despertaba más mi deseo y mi intriga por ir aún más lejos.
Me enfrenté a inmensos desafíos, muchos de ellos parecían tan irreales y otros, en cambio, tan simples y cotidianos. Pero todos ellos eran tan intensos que hasta sentía miedo en ocasiones y lloré en otras. Mi curiosidad insistió y me convencí de seguir.



El asunto central de esta trama estaba resolviéndose. Pronto nos dimos cuenta, él y yo, que aquella historia estaba terminando. Él parecía saberlo y le gustaba acercarse al final. Sin embargo, yo quería continuar. Desde luego que quería conocer ese final pero a su vez, no quería abandonar ese cuerpo, para volver al mío y a mi mundo... menos emocionante y más común.
Me habían fascinado tanto aquellos sucesos que me preguntaba si podría probar otras historias como esta, quizá con otro cuerpo.

Inevitablemente el final llegó. Tuve que abandonar ese cuerpo, esa historia, volver a mi realidad. Sin embargo, me sentía feliz de haber vivido esa historia, de probar algo nuevo, algo que me llevó muy lejos sin moverme de mi lugar. Me sentí dichosa de haber leído un gran libro ese día. Lo cerré y prometí volver a abrir otros libros, explorar otros mundos y vivir nuevas historias que permanecen encerradas entre páginas. Me imaginé a mí misma como un personaje atrapado en un libro, en el que alguien alguna vez entraría y ocuparía mi cuerpo, sintiéndose el protagonista de mi historia.

Esa fue, es y seguirá siendo una de las mayores aventuras de mi vida: enfrentar al mundo a punta de lápiz y como mi escudo un papel. Escabullirme en otro mundo a los que pocos viajan.
 ¡Bienaventurados los que leen!

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