Era
maravilloso estar viviendo aquella aventura. Por alguna razón que
sobrepasaba los límites de mi pensamiento, algo que jamás pasó por
mi cabeza, estaba sucediendo frente a mis ojos. De forma casi mágica,
pude estar en el cuerpo de otro y hacer lo que ese otro hacía. Su
pensamiento era mío y el mío era suyo. No podía ni quería
abandonar aquella aventura, ni aquel cuerpo. Me entregué a los
hechos y a las consecuencias que pudieran venir. Sentía mucha
curiosidad, quería seguir y seguir hasta el final. No pensaba en
nada más solo me dejaba llevar por lo que estaba viviendo. Jamás
había sentido algo así, era mi primera experiencia. Desde luego se
convirtió en una experiencia única e inolvidable.
Me
asombraba realmente como podía seguir siendo parte de aquel cuerpo
sin que éste se viera afectado por mi presencia. Todo transcurría
como un misterio para mí, para él era como si siempre lo hubiera
imaginado. Eso despertaba más mi deseo y mi intriga por ir aún más
lejos.
Me
enfrenté a inmensos desafíos, muchos de ellos parecían tan
irreales y otros, en cambio, tan simples y cotidianos. Pero todos
ellos eran tan intensos que hasta sentía miedo en ocasiones y lloré
en otras. Mi curiosidad insistió y me convencí de seguir.
El
asunto central de esta trama estaba resolviéndose. Pronto nos dimos
cuenta, él y yo, que aquella historia estaba terminando. Él parecía
saberlo y le gustaba acercarse al final. Sin embargo, yo quería
continuar. Desde luego que quería conocer ese final pero a su vez,
no quería abandonar ese cuerpo, para volver al mío y a mi mundo...
menos emocionante y más común.
Me
habían fascinado tanto aquellos sucesos que me preguntaba si podría
probar otras historias como esta, quizá con otro cuerpo.
Inevitablemente
el final llegó. Tuve que abandonar ese cuerpo, esa historia, volver
a mi realidad. Sin embargo, me sentía feliz de haber vivido esa
historia, de probar algo nuevo, algo que me llevó muy lejos sin
moverme de mi lugar. Me sentí dichosa de haber leído un gran libro
ese día. Lo cerré y prometí volver a abrir otros libros, explorar
otros mundos y vivir nuevas historias que permanecen encerradas entre
páginas. Me imaginé a mí misma como un personaje atrapado en un
libro, en el que alguien alguna vez entraría y ocuparía mi cuerpo,
sintiéndose el protagonista de mi historia.
Esa
fue, es y seguirá siendo una de las mayores aventuras de mi vida:
enfrentar al mundo a punta de lápiz y como mi escudo un papel.
Escabullirme en otro mundo a los que pocos viajan.
¡Bienaventurados
los que leen!
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